DANDO GRACIAS EN TODO

Le hago una pregunta, ¿cuándo fue la última vez que, sinceramente y con un corazón genuino, usted le dió gracias a Dios por esa situación difícil o problema que estaba enfrentando?. Si no lo recuerda, quizás es que aun no sepa bien de qué trata el ser agradecido.

La Palabra nos enseña en 1 Tesalonicenses 5:18 que debemos dar gracias en todo, no solamente cuando todo está bien, sino también en medio de la adversidad. Preste atención, no se trata precisamente de agradecer por el problema o dolor en sí, sino de reconocer que aún en medio de esa situación, Dios sigue siendo fiel, sigue siendo bueno y sigue teniendo el control. Cuando elegimos obedecer su palabra y agradecemos en todo, no estamos negando la realidad de lo que enfrentamos, sino que estamos declarando totalmente nuestra fe en la soberanía de Dios.

Y es que el agradecimiento es muchísimo más que una palabra bonita, es un lenguaje del cielo que cambia la atmósfera y es una llave espiritual que tal y como nos enseñaba el Pastor Alex el domingo anterior, nos abre puertas espirituales: abre la puerta de la paz, cuando el temor quiere gobernar; abre la puerta del gozo, cuando la tristeza trata de llenar el corazón; abre la puerta de la provisión, porque un corazón agradecido reconocedor de que todo proviene de Dios se vuelve terreno fértil para recibir; abre la puerta de la restauración, porque donde hay gratitud, la presencia de Dios habita con libertad para sanar lo que estaba roto; abre la puerta de la adoración genuina, porque nos ayuda a ver más allá de lo terrenal y cambiar nuestra perspectiva de las cosas.

Cada “gracias, Señor” en medio del dolor, del cansancio o de la incertidumbre es un acto de fe que mueve el mundo espiritual a favor nuestro. Cada vez que elegimos decir “gracias, Señor” en medio del dolor, estamos declarando que creemos más en su poder que en la circunstancia, estamos depositando totalmente nuestra confianza en aquel que es digno de confianza, estamos dando un paso de fe que abre puertas y derriba muros.

La gratitud es un acto de adoración, de obediencia, es una forma de ganar una guerra espiritual, es fe en acción, es una proclamación de que en medio de cualquier circunstancia Jesús es suficiente y que en Él todo estará bien. ¡Gracias Señor!.