LAS ORACIONES DE LA GENTE COMÚN
- Marco Alpízar

- 22 ago 2022
- 2 Min. de lectura
En el Libro de Santiago, hay un versículo que citan muchos creyentes, pero le sigue otro versículo que apuesto a que la mayoría de esas mismas personas no conocen. “Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho. Elías era hombre sujeto a pasiones semejantes a las nuestras” Quiero hacer una pausa allí y decir que si miras a Elías, él era solo un hombre común. Él vio la maldad a su alrededor, así que se puso de pie y habló la verdad.
No sabemos exactamente qué camino tomó Elías para convertirse en profeta durante uno de los tiempos más inicuos de Israel, pero sí sabemos que amaba a Dios. Cuando vio la maldad y el paganismo que tomó su nación, él quiso ser una voz que señalara al pueblo hacia Dios.
Él era un hombre común que creía en las promesas de Dios, y Dios lo usó para hacer milagros increíbles. El versículo en Santiago continúa diciendo: “…y oró fervientemente para que no lloviese, y no llovió sobre la tierra por tres años y seis meses” (Santiago 5:17). Cuando yo era un nuevo creyente, me encontré con este pasaje y pensé: “No sé si este tipo, Elías, era muy inteligente. ¿Por qué orarías por una sequía cuando eso también te afectará a ti? ¡Al igual que tu vecino, tú tampoco tendrías agua!”
Ahora que he estado caminando con el Señor por más tiempo, veo la sabiduría aquí. Elías sabía que la gente clama a Dios en lugares de angustia. Incluso si eso significaba que tendría que pasar por el sufrimiento, él estaba dispuesto a hacerlo porque sabía que las personas se volverían a Dios cuando experimentaran dificultades.
En lugares de angustia, la gente a menudo busca al Señor y lo ve más claramente. Incluso en los lugares más oscuros, no te rindas en la oración. Los escritos de Santiago prosiguen con promesas: “Hermanos, si alguno de entre vosotros se ha extraviado de la verdad, y alguno le hace volver, sepa que el que haga volver al pecador del error de su camino, salvará de muerte un alma, y cubrirá multitud de pecados” (Santiago 5:19-20). Dios pone un gran poder detrás de las oraciones de la gente común.


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