top of page

NADA DE ESO IMPORTA

“¿De qué le sirve al hombre ganar todo el mundo, si pierde su alma?” — Marcos 8:36


Tienes los bolsillos llenos. Tienes lo que esperaste toda tu vida. Llegaste a ser quien soñaste ser. Pero si no has recibido a Cristo, nada de eso importa.


En el Reino de los Cielos no hay currículums, ni títulos, ni reputaciones. Puedes ser un siervo útil en la obra, puedes tener millones de seguidores en tu podcast cristiano, puedes profetizar, echar fuera demonios, o sanar enfermos… Pero si tu nombre no está escrito en el Libro de la Vida, nada de eso importa.


“Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre? ¿Y en tu nombre echamos fuera demonios, e hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí.”

— Mateo 7:22-23


El éxito sin Cristo es humo. La fama sin Cristo es vacío. La buena vida sin Cristo es un espejismo.


Puedes respirar, amar, tener familia, reír y viajar… Pero si no tienes a Cristo, todo se acaba en el mismo punto: la muerte. Y la muerte, esa terrible ecualizadora, nos despoja de todo.


Frente a ella, no hay jerarquías: profetas y vagabundos, pastores y asesinos, ricos y pobres, todos debemos presentarnos ante el Juez Eterno.


“Está establecido que los hombres mueran una sola vez, y después de esto el juicio.” — Hebreos 9:27


Cristo no vino a ofrecerte una vida cómoda, sino una vida eterna. Y esa vida no se compra con méritos, se recibe por rendición. La cruz sigue siendo el punto de partida.


El Señor te dice hoy:

“Fíjate bien qué te ata a este mundo.

Fíjate qué te impide negarte a ti mismo.”


¿Tus amistades? ¿Tu dinero? ¿Tu familia? ¿Tu reputación? Nada de eso importa si te impide seguir a Cristo.


“Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día y sígame.” — Lucas 9:23


A veces creemos que porque servimos, estamos bien. Que por ir a la iglesia, por participar, por hacer cosas en Su nombre, todo está en orden. Pero Cristo no busca obreros mecánicos; busca corazones rendidos.


Hoy el Espíritu Santo te pregunta:

“¿De verdad me conoces, o solo hablas de Mí?”


Si no tienes a Cristo, nada importa. Pero si lo tienes a Él, aunque no tengas nada más, lo tienes todo.


Oración:

Señor Jesús, examina mi corazón. Muéstrame si hay algo en mi vida que amo más que a Ti. Despoja mi alma de todo lo que me impide seguirte. Quiero conocerte, no solo servirte. Tú eres mi tesoro, mi meta, mi todo.

Amén.

 
 
 

Comentarios


banner-interno-devocional.webp

© 2025 Comunidad Cristiana Bet-El

bottom of page