top of page

TIENE CUIDADO DE VOSOTROS

Muchas veces vivimos nuestras vidas preocupados. Es casi automático: algo sucede y nuestra mente comienza a correr, pensando en qué pasará, cómo resolveremos esto o aquello, si tendremos lo suficiente o si todo saldrá mal. La ansiedad puede sentirse como una mochila enorme que cargamos todos los días, llena de piedras invisibles que se acumulan sin darnos cuenta.


Pero Dios nos llama a hacer algo que va en contra de nuestra naturaleza: entregarle todas esas piedras a Él. La Palabra dice en 1 Pedro 5:7: “echad toda vuestra ansiedad sobre Él”. No algunas cosas, no solo lo que consideramos leve, sino toda nuestra ansiedad. Esto significa que nada queda fuera: nuestros miedos, preocupaciones, dudas, incertidumbres, problemas de familia, trabajo, salud o futuro. Todo.


¿Por qué podemos hacer esto con confianza? La razón es simple pero poderosa: “porque Él tiene cuidado de vosotros”. Dios no es indiferente a tu vida. Él no mira desde lejos tus problemas y piensa “bueno, que se arregle solo”. No. Él cuida de ti personalmente. Sabe cada detalle de tu vida, conoce tus luchas y escucha tu corazón incluso antes de que pronuncies una palabra. Su cuidado es fiel, constante y amoroso.


Imagina a un chiquito que carga una piedra enorme y se acerca y se la da a su papá: apenas entrega la piedra, siente alivio. La carga ya no está sobre sus hombros, sino en manos de alguien que tiene la fuerza para sostenerla. Así es como Dios quiere que nos sintamos. Él no promete que los problemas desaparecerán mágicamente, pero sí promete que ya no los cargarás solo. Su paz llenará el vacío que deja la ansiedad.


Para depositar nuestra ansiedad en Dios necesitamos dos cosas: acción y confianza. Primero, acción: hablarle a Dios sinceramente. No esconder nuestros miedos, no maquillarlos ni minimizarlos. Decirle lo que sentimos, cómo nos duele, qué nos preocupa. Segundo, confianza: creer que Él puede sostenernos. No basta con decir “Señor, te lo entrego”; necesitamos creer que lo hace con amor, con cuidado y con poder.


Filipenses 4:6-7 nos recuerda que cuando oramos con gratitud y confianza, “la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.” La paz de Dios no es un sentimiento pasajero, es un descanso profundo que llega cuando dejamos de intentar controlar lo que solo Él puede sostener.


La próxima vez que sientas ansiedad, recuerda que Dios ya sabe, ya cuida y está listo para sostenerte. No cargues solo lo que Él puede llevar. Cada vez que entregues tu preocupación, estás practicando un acto de fe que fortalece tu relación con Él y llena tu corazón de Su paz.

 
 
 

Comentarios


banner-interno-devocional.webp

© 2025 Comunidad Cristiana Bet-El

bottom of page